miércoles, 24 de septiembre de 2008

Historia de una mosca

Preámbulo

La otra vez leía en un número del semanario español El País (que viene con el diario los domingos) un artículo muy interesante sobre la vida de una mosca que el afamado escritor Juan José Millas decidió llamar X; hablaba sobre su nacimiento, sus formas de copular y finalmente de cómo murió. 

Al terminar de leer tan interesante artículo, me dije "por qué no escribir la vida de esa mosca que fue tu vecina". Digo, finalmente yo la conocí, vivía a unas cuadras de la casa de mis papás. Y aunque debo aclarar que nunca entré en tratos con ella, pues me parecía demasiado engreída para ser tan peluda, sí supe cómo terminaron sus aciagos días. Así que a continuación les narro lo que fue, el principio del fin de la vida de una mosca, que si bien un poco jactanciosa, no lo suficiente como para no lamentarme de su amargo final.

Cuando el tecolote canta...

Todo comenzó cuando en medio de la noche se celebraba una reunión de insectos. Una mosca, que intentaba atraer la atención de sus compañeros, se jactó de lo que llamó su “poderosa visión”. Hizo mención de cada uno de los prodigios a los que le daban acceso sus múltiples ojos, sus seis patas y sus potentes alas.

Mas de pronto, el canto de una lechuza los hizo huir despavoridos. No falto quién fatídicamente augurara: “cuando el tecolote canta, el bicho muere”. Ya instalados en la seguridad de sus guaridas, los insectos durmieron.

Al otro día, la mosca jactanciosa despertó emocionada, pues recordó con  alegría el enorme mojón de excremento con el que se había deleitado en sueños. Con buen temple emprendió el vuelo en busca del festín anhelado.

Llegó a los confines de una casa, en donde estuvo explorando hasta que un desagradable olor aséptico le reveló que ahí jamás encontraría los despojos que afanosamente buscaba. Quiso salir, pero ya no pudo, halló obstáculos —los humanos los llaman vidrios—; a través de ellos, y hay que decir que gracias a sus potentes ojos, pudo ver a sus amigos los bichos, más no logró cruzar la transparente barrera que se alzaba frente a ella.

Pronto la histeria dio origen a un vibrante aleteo. Con vuelo torpe chocó una y otra vez contra los vidrios intentando escapar a su infortunio. Al fin, al anochecer, agobiada de sus fatuos intentos, cayó en las geométricas redes de una telaraña. Furiosa, agitó las alas intentando escapar de su nueva prisión. Pero nada le funcionó.

Con sus múltiples ojos vio cómo se acercaba parsimoniosamente lo que le pareció una araña. Un pensamiento de muerte la estremeció. Instantes después sentiría afilados colmillos en medio de sus alas. En el sopor de la agonía, sus espasmos se tornaron absurdos. Saciado el apetito, la araña lamió complacida sus colmillos y regresó perezosa al centro de su telaraña, ajena por completo, al canto del tecolote… 

Del álbum de familia

Glup..! Qué escalofriante final para una  mosca que apenas abría sus alas a la vida. De verdad que no le deseo eso a nadie, ni a mis peores enemigos. Aunque bueno, resulta ser que por motivos que no viene a cuento contar aquí, llegaron a mis manos una serie de fotografías donde aparece en distintas etapas de su vida. Sea pues este un sentido y merecido homenaje a la mosca, y que sirva al morboso lector como un recordatorio de lo breve y vana que puede ser la vida (sobre todo cuando se es mosca).



Aquí la vemos siendo una bebé mosca, con apenas 2 días de llegada al mundo.  ¡Pero qué linda era! 







Retrato de juventud donde hace gala de su poderosa visión. ¡Qué gallarda y varonil se miraba entonces!


 

La imagen de arriba le fue tomada por sus padres antes de ir a una entrevista de trabajo en una importante transnacional.




La mosca era un ser de costumbres. No perdonaba la visita una vez cada 20 días a la barbería del Hotel Sheraton, donde solía pedir el casquete corto. Que por cierto, le sentaba muy bien.




Esta foto le fue tomada  pocos días antes de morir engullida por una araña. En ella aparece absorta trabajando en un importante proyecto. 

12 comentarios:

Do the Doo dah dijo...

Es un cuento tuyo? Tenía mucho sin leer escritos sobre animales!! Recordé las fábulas de La Fontaine e Iriarte que solía leer de niña, el cuento de la zorra y la cigüeña es la onda jajaja

Saludos!!

Do the Doo dah dijo...

Por cierto, llevo varios dias con antojo de aceitunas... las amo! especialmente las que están rellenas de anchoas -_-

Do the Doo dah dijo...

Sie, me está llamando la atención el cuentito jaja. El libro está en editorial Anaya.


Nooo!! Odio esa maldita canción! es de las pocas cosas que me crispan los nervios, te lo juro! (jaja -_-)

Do the Doo dah dijo...

Ay noooo!! jajaja de verdad esa música nada más no me entra jaja. Pero bueno, de gustos a gustos...


Ah, no, para mí ninguno como Iván, y el capítulo donde habla "con el diablo" es buenísimo, de lo mejor de la novela!

Do the Doo dah dijo...

Nop, se llama "El diablo: Alucinación de Iván Fiodorovich" o al menos así viene en mi libro. Mi edición es de Edaf y me gusta mucho, porque me parece una buena traducción y mi parte superficial se siente toda alegre porque se me hace bonita jajaja.

Quiero Los demonios, pero no en Porrua, mi parte sueperficial sale a flote tambien... pero si no la encuentro en otra editorial ,terminaré comprádola ahi.

Do the Doo dah dijo...

La mosca me ha conquistado! qué perfil, que ojos...!

Te agregué con tu correo de yahoo al msn, ¿puede haber conexión entre ambas cuentas aunque no sean de la misma compañía?... Ah, y me aparecio que hay dos personas con tu mail, wtf? jaja

Anónimo dijo...

aceitunas salvajes? que original, nunca se me habria ocurrido algo asi, muy buena tu historia de la mosca aunque lo lamento por la mosca y su final pero ni pedo.
Esto esta muy intelectual para mi pero de todas maneras lo voy a leer.
saludos

Señorita Remolona dijo...

Lo disfruté mucho; muchas gracias. A mí el cuento me resulta lo más complicado de hacer. Felicidades deberías ahora hacer la triste historia de la desalmada araña...
Saludos y que tengas un buen fin de semana. Nos estamos leyendo.
¡Pura vida!

Adrián dijo...

Yo le lloro. Trabajamos juntos en una película de David Cronenberg. Buen tipo, la mosca, digo, David me cae gordo.

Hija de Sartre dijo...

ya! Por supuesto que creo tu cuento es muy gracioso!! y las fotos le dan un plus buenisimo.

Anónimo dijo...

Jajajajaj vaya foto de poco antes que la mataran, un minuto de silencio, jejejeje, cierto yo tengo q ver eso de las moscas por mi carrera, pero mm gracias a ellas recuerdo la regeneración espontánea jajaj si es divertido

SubstanceMX dijo...

Diablos, me ha conmovido la pobre mosca. Mira que toparse con pared... digo con ventana es jodido.