Salía con rumbo al Centro Histórico de la ciudad para tomar algunas fotos en la Plaza de la Cumbia (sí, hay una plaza con ese nombre y la gente se reune ahí a bailar las pegaditas) y estacionada en la puerta de mi casa que da a la calle hallé esta paloma, inmutable, imperturbable ante los flashazos de la cámara y del paso del tiempo. Por casualidad encontré lo que buscaba incluso antes de salir de casa.
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