Mear en India

India y la Ciudad de México deben ser muy parecidas. Mi amigo Raúl, también conocido como Tamal, radicó un tiempo en India; fue un periodo filantrópico de su vida. Se fue allá a trabajar en una ONG al poco tiempo de haber terminado su licenciatura en Economía.
Vivió en una provincia de cuyo nombre no me acuerdo. Fue ahí donde conoció a la que ahora es su esposa, una suiza albina y robusta que después trabajaría en la embajada de su país en México.
Al regresar Tamal me comentó que allá, en India, la gente suele desalojar los apretados intestinos a plena luz del día sin importar que haya gente al derredor suyo. Ahí donde sienten el llamado de la naturaleza, vacían la panza...
No es un problema hacerlo en plena avenida; tampoco lo es no tener agua, papel o jabón.

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La otra vez saliendo del Metro Insurgentes me tocó ver una escena como esas... protagonizada por una niña.
Recuerdo que siendo un infante tuve la imperiosa necesidad de vaciar mi vejiga en la calle, y el mejor lugar que atiné a encontrar para este fin fue el neumático de un viejo coche estacionado cerca de la iglesia a la que mis padres acuden los domingos a escuchar misa. Así que me bajé el cierre y empecé a orinar; y mientras lo hacía sentía ese alivio gradual que se produce cuando se desinfla algo que estaba apunto de reventar.
Ah...., pensaba yo, ¡qué bien...!, cuando a lo lejos vi que se acercaba alguien corriendo a la par que me increpaba por mear su vehículo. Me subí aceleradamente la bragueta y salí disparado. Unos metros más adelante y sin voltear atrás me detuve para intentar desatorar mi prepucio del zípper. Toda esta situación tan dolorosa como embarazosa no hubiera ocurrido de haber estado yo en India.