martes, 30 de diciembre de 2008

La razón correcta


veces sucede que... cómo decirlo... mmm...


Me explico: 

El otro día fui a una fiesta al Centro Histórico, iba muy bien abrigado porque hacía un frío terrible, pero al llegar ahí me acaloré. Entonces me quité el suéter y luego la playera que llevaba debajo de mi camisa.

Al salir de la alegre reunión enrollé mi playera y me la puse como bufanda en el cuello, pues no quería que me diera un torzón o enfermarme de la garganta.

Habiendo dado apenas unos cuantos pasos me encontré con un indigente acostado en la banqueta durmiendo, me imagino, no muy placidamente.

Tenía los pantalones arremangados hasta las rodillas y no llevaba calzado alguno, tampoco calcetines, por lo que sus pies arrugados, sucios y cayientos estaban a la intemperie.

Cuando pasé junto a él me le quedé viendo fijamente. Me shockeó el hecho de que alguien  durmiera sin taparse con una cobija o al menos con periódicos y cartones. De ahí que deduje que se trataba de un borracho,  pues cualquier indigente con un dedo de frente sabe que la madrugada es cruel por lo que hay que tomar las debidas provisiones.

Yo seguí caminando y habiendo dado unos diez o quince pasos, mientras pensaba todo lo anterior, decidí regresarme y ponerle mi playera en sus pies descalzos. Supongo que eso no haría mucha diferencia, pero en ese momento yo no llevaba conmigo ni cobijas ni cartones.

Tengo que reconocer que no soy y nunca he sido ningún buen samaritano. Le di mi playera blanca de cuello en V no tanto por compasión, sino porque ya no me quedaba (me apretaba un poco de las axilas).   

Mi conclusión es que realice una acción "buena", pero no por la razón correcta.

Sé que en muchas religiones el ser dadivoso, compasivo y generoso con los prójimos menos afortunados es fundamental. ¿Pero hasta qué punto?

¿Debí haberle dejado mi suéter junto con mis calcetines?


-o0o-

PD: Preocupado por hacerles más indigestas mis cavilaciones, se me ocurrió dejarles un tríptico; ya son fotos que hice hace tiempo, pero bueno...







sábado, 27 de diciembre de 2008

El escalafón

Se cierra un ciclo.

Llegué ahí en ruina.
Una ruina que abarcaba todos mis aspectos.
Con mi salud deteriorada, adolorido de los pulmones y del alma.

En los últimos meses antes de llegar ahí había perdido el auto, que para entonces no había terminado de pagar. La ira y la tristeza se entrelazaban como un árbol frondoso que extendía su ponzoñoso ramal en mi vida.

Meses antes también había perdido un trabajo que si no era el mejor, al menos me gustaba y me permitía vivir.

Cansado de perder, se hizo inevitable pedir ayuda.

Comencé a trabajar un programa de desintoxicación. Al principio creí volverme loco, insomnios, ataques de comezón, hipersensibilidad... Empecé a hacer ejercicio, el squash, ese juego que practicaba en la adolescencia con algunos primos, se convirtió de pronto en la actividad mediante la cual eliminaba toxinas, era mi nueva obsesión.
Quería jugar a todas horas. Con quien fuera.
Me sentía un pordiosero del squash.
"Un partidito por el amor de dios..."
Luego entonces, encontré un nuevo trabajo, el escalafón más bajo del periodismo: corrector de estilo.
Con un sueldo magro pero con la intención de aprender a trabajar sobrio, comencé a laborar.
Me rompía las bolas tener que obedecer muchas veces a editores que calificaba muy por debajo de mi nivel.
Mi soberbia y egolatría continuaban a flor de piel.
Ante cualquier objeción me alebrestaba cual gallito.
Me sentía un gladiador al que sólo le faltaba una armadura y una porra para eliminar a sus enemigos los fariseos.
Con el tiempo, logré atemperar mis ímpetus. Traté de ser humilde, pero nunca servil.
Aprendí a callar, y cuando replicaba procuraba no hacerlo de manera grosera.

Conforme los días pasaron mi salud física y mis finanzas mejoraron un pelito.

Y hoy día, me jacto de que cambio de trabajo no porque me corran sino porque así conviene a mis intereses. Me voy a una mejor plaza con un mejor puesto.

No obstante, en ocasiones me sigo sintiendo perdido, como extraviado, sin la fuerza para cambiar pensamientos y actitudes perniciosos.





sábado, 20 de diciembre de 2008

La inmediatez de los medios

Existe un mundo de música en la red.  Afortunadamente también son múltiples las formas de acceder a ella; podemos acercarnos a un estilo determinado de música mediante las estaciones de radio que existen en internet, o bien descargarla de diversas fuentes.

 

Sin embargo, las ventajas de la inmediatez no son privativas de la industria discográfica. Los medios de comunicación, como la prensa escrita, experimentan cambio acelerados que modifican, entre otros aspectos, su forma de hacer periodismo y la manera en la que el lector se acerca a éste.

 

En mis primeros encuentros con internet, siendo yo un adolescente,  no se me ocurría qué buscar en la red, salvo pornografía.  Ahora veo que es una poderosa herramienta de comunicación, fuente de información, educación y entretenimiento: una llave de acceso a lo desconocido y/o ignorado que cumple la función de presentarnos la otredad y la posibilidad de interactuar con ella.

 

No obstante, hoy día visualizo un riesgo surgido de su capacidad de revelar todo tipo de información. De ahí que pondere la necesidad individual de regular lo que se ve. En otras palabras, considero que la autocensura nos permite llenar el cántaro de agua limpia y desechar la perniciosa suciedad.



martes, 16 de diciembre de 2008

El otro día

No pues que el otro día estaba yo en Acapulco y que Sophie me dice, no pues vamos a Punta Diamante, que porque ahí está bien chingón, y yo que le digo, pues para qué vamos tan lejos si de todas maneras hay playas feas aquí cerca...



domingo, 14 de diciembre de 2008

El silencio es promesa


rugir de motores

estrépito de modernidad

un ave vuela ajena a mis anhelos

El esfuerzo es contención.


A cualquiera se le antoja hacer mil cosas, algunas prohibidas, pero todos nos contenemos.

-o0o-

La naturaleza es salvaje e indómita, pero en la medida en que cada quien la domestica forja su propio nivel de civilización, su propia educación.

-o0o-

Mi grado de ascetismo es directamente proporcional a mi nivel de contención. Y en esa medida vivo perdido en un laberinto de sensaciones y emociones.

-o0o-

Tengo arraigada la creencia de que los demonios entran por la vista, los oídos y el tacto, seducen fácilmente, el soplo sugerido de un pensamiento los invoca y persistentes se aferran a los sentidos. Yo, aunque procuro contenerme, no es suficiente o a veces es infructuoso.

Alejandra Pizarnik escribió:

El silencio es promesa.

Hermosa frase que engloba la perspectiva de una (no)vida mejor, la promesa del silencio que acallaría las ideas desparpajadas que a contentillo rondan la mente, el florecer de la perpetua serenidad.



jueves, 11 de diciembre de 2008

Miro y me alejo


No me doy cuenta

pero he cambiado el rumbo


Me pierdo en el abismo

de formas calidoscópicas

donde la escena se repite

una y otra vez

Siempre la misma

Qué importa que siga

qué importa que muera

el momento permanece


No importa lo que diga o piense

esto es sólo temporal

es sólo pasajero

trepo con garras de marfil

miro y me alejo


no me doy cuenta

pero he cambiado el rumbo



miércoles, 3 de diciembre de 2008

Ella o yo



Tengo una sobrina que nació hace 4 años. Suelo verla a menudo los domingos.

Después de ir a misa vamos a un parque que queda cerca de la iglesia donde hay un par de estanques en los que viven patos blancos, amarillos y negros. También hay tortugas, y uno que otro pez.

A ella le divierte mucho darle de comer a los patos. Y a mí me divierte estar con ella y emocionarme con lo que ella se emociona.


-o0o-


Un día estando en el parque fuimos a ver un torneo de Karate. Y ya aburridos de ver a tantos cintas negras golpearse los unos a los otros, nos encaminamos a la salida del auditorio-cancha de voleibol, pero a la salida del recinto nos encontramos con que una señora vendía dulces. No pudiendo resistir la tentación compramos un Duvalín y un mazapán, y pasando por una lomita me dijo: "Ven, siéntate", abrió el Duvalín y nos lo comimos.


-o0o-


Suele pasar a menudo que algunas familias escogen el parque para hacer sus fiestas infantiles, y entonces rentan brincolines, cuelgan piñatas, y llevan payasos que divierten a sus críos. Ella siempre quiere integrarse a esas fiestas que mira muy divertidas, y como yo nunca me he atrevido a explicarle a Marx ni el asunto de la propiedad, pues dejo que vaya y se divierta, mientras yo de lejos la miro.

Sobra decir que Val es la neta del planeta, y que no sé quién se divierte más, si ella o yo.





lunes, 1 de diciembre de 2008

A-S-C-O

Qué deprimente situación la que vivimos los mexicanos, con un gobierno que no gobierna, nomás administra la ineptitud de sus funcionarios; donde la corrupción y la psicosis que genera la inseguridad tiene a una nación presa del miedo, a salto de mata entre la parálisis o hacerse justicia con sus propios medios. 

Donde las leyes son de ornato, al igual que la democracia. Donde la oligarquía dueña de la nación manda sin importarle el interés de un país al que se lo está terminando de llevar el carajo. Donde la policía y los encargados de la seguridad son quienes secuestran, roban y asesinan, asalariados del narco, víctimas inconscientes de su propia ignorancia.  

Ahí está los altos mandos de la SIEDO, nuestro presidente borrachín que llegó sin ninguna legitimidad al poder, los maestros que reprueban los exámenes de conocimientos básicos y a los que se les va el año escolar en realizar plantones absurdos, los sindicatos de las paraestatales con dirigentes corruptos, lideresas vitalicias como Elba Esther y una clase política que no se pone de acuerdo en nada, pura vanidad. 

Mientras tanto, desmantelan el campo y las refinerias, no tenemos soberanía alimentaria, EU hace muros pero seguimos mendingándole una sociedad comercial dizque estratégica, los bancos cobran comisiones estratosféricas, Telmex impone tarifas que ni el el Primer Mundo a un país tercermundista, las Afores especulan con dinero de los trabajadores en la Bolsa de Valores, el fisco se chinga a la clase trabajadora, mientras quienes laboran desde la informalidad y el gran capital no paga ni un centavo de impuestos, y ahi están los fobaproas y los pamexgates. Total, el pueblo agunta todo.

Triste situación la que vive el país. Todo está patas parriba mientras llueven decapitados.

¿Dios, por qué no nací en Canadá?