La otra vez estaba yo en un pub en el cumpleaños de una amiga fotógrafa ahí con otras de sus amigas y todos muy contentos y shalalá, total que pasada la media noche, dije, bueno pues ahí nos vemos ya me voy.
Total, que llego a mi casa, y justo cuando estaba cruzando el umbral de la puerta, que suena mi celular. Era Randy, El Carnero, para invitarme a pistear, y como no tenía sueño ni nada, ps que le digo: Va.
En pasados unos minutos él ya estaba ahí en su barTsuru todo jodido, pero con una hielera y una botella de wiskie en el asiento trasero; así que después de servirnos las de rigor, partimos.
Yo le propuse regresar al pub, pero él tenía en mente otra cosa.
Condujo hasta el famoso corredor de las caricias, y ahí, en uno de tantos tugurios aparcó el automóvil.
Entramos e inmediatamente pidió un sitio privado, desde donde se podían ver a través de vidrios polarizados a exóticas bailarinas desprenderse una a una de sus escasas prendas.
Mientras contemplaba la escena, Randy platicaba no sé qué madres con el mesero.
Al poco rato llegaron dos chavas con un estilo norteño, grandotas, frondosas, y junto con ellas venía también otro pomo de wiski y unos vinos pa las morras.
Libamos y libamos hasta que pasado un rato me dice la que estaba conmigo:
Oye papito pues invitame otro vinito que el mio ya se me acabó.
Y ps que le respondo que mejor tomara wiskie, y me dijo que no, y que si me iba a poner "así" que ya mejor se iba.
Total que se fue y pensé: ni modo, lo bueno que aquí todavía tengo wiski. Así que me entretuve libando y mirando a mi compa fajarse a su reina.
Pasado un rato yo creo que ella pensó que ya me estaba aburriendo, y en un acto de buena voluntad también empezó a tocarme.
No pasó mucho para que empezaramos a meterle mano los dos, y mientras El Carnero la recorría con sus manos, yo retozaba con mi lengua entre sus senos.
Total, que llego a mi casa, y justo cuando estaba cruzando el umbral de la puerta, que suena mi celular. Era Randy, El Carnero, para invitarme a pistear, y como no tenía sueño ni nada, ps que le digo: Va.
En pasados unos minutos él ya estaba ahí en su barTsuru todo jodido, pero con una hielera y una botella de wiskie en el asiento trasero; así que después de servirnos las de rigor, partimos.
Yo le propuse regresar al pub, pero él tenía en mente otra cosa.
Condujo hasta el famoso corredor de las caricias, y ahí, en uno de tantos tugurios aparcó el automóvil.
Entramos e inmediatamente pidió un sitio privado, desde donde se podían ver a través de vidrios polarizados a exóticas bailarinas desprenderse una a una de sus escasas prendas.
Mientras contemplaba la escena, Randy platicaba no sé qué madres con el mesero.
Al poco rato llegaron dos chavas con un estilo norteño, grandotas, frondosas, y junto con ellas venía también otro pomo de wiski y unos vinos pa las morras.
Libamos y libamos hasta que pasado un rato me dice la que estaba conmigo:
Oye papito pues invitame otro vinito que el mio ya se me acabó.
Y ps que le respondo que mejor tomara wiskie, y me dijo que no, y que si me iba a poner "así" que ya mejor se iba.
Total que se fue y pensé: ni modo, lo bueno que aquí todavía tengo wiski. Así que me entretuve libando y mirando a mi compa fajarse a su reina.
Pasado un rato yo creo que ella pensó que ya me estaba aburriendo, y en un acto de buena voluntad también empezó a tocarme.
No pasó mucho para que empezaramos a meterle mano los dos, y mientras El Carnero la recorría con sus manos, yo retozaba con mi lengua entre sus senos.
Despuntando el alba
recuerdo haber despertado
con un dulce sabor a miel
entre mis labios...
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