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jueves, 6 de enero de 2011

Ex Drummer



Ex drummer es una película hardcorera dirigida por Koen Portier estrenada en 2007 en Alemania. Su loca trama sigue los pasos de 3 desadaptados cuasi punks que integran un grupo de rock para concursar en una guerra de bandas amateurs superunderground, en donde el hecho de saber tocar es lo de menos.

En un principio al grupo lo conforma un psicópata violador mata mujeres, una calva (metida a maneger músical), un chaqueto traumatizado y un adicto cuya hija muere tras comer eses.

El escritor como un ángel de la muerte
Sin embargo este trío se enfrenta a un grave problema: les falta un baterista, y la idea de incluir a un afamado escritor, Dries (Dries Vanhegen), que habita en la misma ciudad industrial, surge cuando la madre de uno de ellos (igual de desadaptada que el resto) tiene la idea de que este conocido personaje les ayudaría a ganar el concurso en el que también participará un sujeto apodado Big Cock, con cuya polla de elefante disfruta de desgarrar anos y vaginas.

Finalmente el trío de seudo músicos llega a la casa del escritor y le piden que se integre a la banda; para convencerlo le dicen que sólo habrá una presentación, y que tras el concurso todo se disolverá.

Bajo la idea de descender a los niveles de la fealdad, la pobreza y la estupidez acepta formar parte de la banda, e incluso sugiere un nombre: The Femminist, pues dice, el conjunto de discapacitados que lo integra es equivalente a un grupo de feministas que no sirven para nada.
Los diamantes se encuentran en el fango
Y como dirían en el blog de Inzitan, “esta es una película apta para mentes inquietas y estómagos vacíos”, cargada de un guarro y delirante humor negro y situaciones al límite. Muy recomendable para quienes no se dejan guiar por las fatuas propuestas cinematográficas que inundan las carteleras.

viernes, 3 de diciembre de 2010

"Biutiful", la miseria compartida

El fin de semana vi (con la mejor compañía) el más reciente filme de El Negro, Alejandro González Iñárritu: “Biutiful”, protagonizada por el experto en personajes desahuciados: Javier Bardem, a quien ya antes habíamos visto realizando un papel de enfermo terminal (Mar Adentro).

En un principio uno no sabe de qué va el filme; vemos a Uxbal (Bardem) platicar con los muertos y a quienes ellos, los difuntos, parecen enviarle mensajes. Poco después se le ve entregando muestras de orina en una clínica, para más tarde acudir al encuentro con sus dos hijos en una pobre y descuidada vivienda.

No podría decir que la película es fantástica (debido a que su protagonista, Uxbal, conversa con los difuntos), o que sea hiperrealista (por la angustia existencial que le produce su lenta agonía) debido a que aborda los sinsabores de una enfermedad.

Pero hay algo que es patente, el humanismo de la película, particularmente el de la familia disfuncional, que a los conflictos de una separación (entre el padre y sus hijos y la madre) añade un toque de patetismo a través de la miseria compartida de un mundo cruel, en el que prevalece la esclavitud, la corrupción y otros males sociales.

Desde un principio Bardem luce con una apariencia desaliñada, pero conforme evoluciona el filme y el cáncer --que ha hecho su metástasis cundiendo desde la próstata hasta huesos e higado-- éste va perdiendo la vitalidad hasta quedar convertido en la sombra del hombre que fue, que se resiste a morir, aferrado, no a la vida, sino al porvenir de sus dos hijos, quienes quedarán a la deriva, al "cuidado del universo", una vez que él muera.

Antes de morir intenta un reencuentro con su antigua pareja, Marambra (Maricel Álvarez), madre de sus dos hijos, y como en la vida real, sus intentos difícilmente llegan a buen puerto; ambos están perdidos en su laberinto de soledad; él intentando sobrevivir a la enfermedad, y ella a una adicción no superada que la mantiene alejada de sus hijos.

En pocas palabras, diría que Biutiful evoca la belleza de la vida que se escribe como suena, fácil, sin complicaciones, lo que en apariencia es contrario a lo que experimenta Javier Bardem, quien batalla para poder irse en paz.