El Origen (de la enejenación)
Un poco al estilo de El eterno resplandor de una mente sin recuerdos, la trama de la película El Origen (Inception) —que dirige Cristopher Nolan (autor también de la mejor cinta de Batman: Dark Knight)— presenta un grupo de sujetos dedicados a infiltrar los pensamientos de selectos personajes, ya sea para borrar recuerdos o bien implantar ideas que parezcan originales.
La banda delictiva es comandada por Dom Cobb (Leonardo DiCaprio), un sujeto que vive atormentado con algunos hechos del pasado. Ello carecería de importancia si no es porque los recuerdos que no lo dejan ponen en peligro sus de por sí delicadas misiones a través del subconciente.
Si bien la cinta recurre a la ciencia ficción, el nudo narrativo de la película es ya muy conocido: el del sujeto que atormentado por su pasado se ve obligado a enfrentar sus temores -si pretende salir avante-.
Pero lo que me pareció más interesante es el concepto que rige a la película, cuyo título original es “Inception”, que puede ser traducido como “inicio" o "principio", aunque la conotación de "implantar" sería más adecuada.
Y es que de lo que el filme trata es sobre cómo se implantan ideas, es decir, lo que hacen los expertos en mercadotecnia, programar el cerebro, sembrar ideas ajenas para que parezcan propias, lo cual constituye una perversa genialidad; el sujeto cree que se gobierna a sí mismo bajo el esquema del libre albeldrio, siendo que es una marioneta de premisas ajenas, o sea mercadotecnia en su estado más puro.
Finalmente me parece que la película trata el tema de la enajenación y/o alienación del individuo contemporáneo bajo un esquema amoral, puesto que Dom Cobb está dispuesto a hacer lo que sea con tal de que le paguen el precio que exige: recuperar a sus hijos. Esto es que el fin justifica sus medios.
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