viernes, 28 de agosto de 2009

Diles "hay les va..."

No pues que el jueves estaba en el Silversquash echando las retas con todos los vagales que van a jugar ahí, y ese día que me toca jugar, como parte del rol de juegos del torneo en el que estoy inscrito, con un master que sí la mueve, con el que ya desde cuándo tenía ganas de jugar pero no se había podido. Total que jugamos a 2 de 3 sets a 11 puntos con 7 de diferencia a mi favor.

Entonces que empieza el juego y pues bien cabrón porque no me daba descanso; y él sin moverse, ahí parado en la T, que me las mandaba esquinadas de un lado al otro. El primer juego lo ganó, quedámos como 11 / 9, y yo con el bofe de fuera.

El segundo se lo gané 11 / 4

Y el tercero empatamos a 10 y subió 2 puntos hasta que ganó 12 / 10.

Terminado el partido, pues ya nos dijimos: chido, gracias, abur.

Yo seguí jugando, él también y ya finalmente que nos encontramos otra vez en el vapor, y que me dice, como le diría un padre consternado a un hijo:

-"Mira cabrón, cuando entres a la cancha, tú piensa: Hay les va la verga, y vé por todas las bolas".

Y dije, no pues sí, con razón me gana...

jueves, 27 de agosto de 2009

La justificación

A ver, una obviedad que me llama la atención desde hace algunos días:

La mente justifica todo.

Si soy un perdedor, lo justifico diciendo: "Es que el mundo es cruel y no me sabe valorar", etc etc

Para desentenderme de la miseria humana, el clásico: Ya vé, para qué no estudia...

Si me llaman la atención en el trabajo: Mi jefe es un pendejo, no sabe nada

Si alguien tiene un puesto arriba del mio: Ah, es que tiene una palanca, sino no estaría ahí

un ejemplo del arte: Duchamp metió un sanitario a un museo, pero la verdadera obra de arte está en la justificación del por qué lo hizo.

es decir, el día de mañana algún (h)artista podría meter una lata de Coca-Cola a una afamada galería, y tras crear la justificación adecuada esa lata podría cotizarse en precios estratosféricos dada su adecuada justificación

Pero basta, ya no quiero justificar (¡Ayy!, pero es que si no lo hago, la realidad me apabulla...)

lunes, 17 de agosto de 2009

Reseña: La maldición de las hermanas, Los bastardos, Jhonny Mad Dog y Jerusulem


La maldición de las hermanas (The uninvited; EU, 2009)

Dirigida por Charles y Thomas Guard.
Protagonizada por Elizabeth Banks.


Esta película la anuncían en cartelera diciendo que es los productores de El Aro, esa magnifica cinta de terror, que como esta también es un remake del filme oriental "A tale of two sisters" (2003).

Aunque en esta ocasión el resultado fue desafortunado.

La trama se centra en la vida de una rica familia estadunidense que habita a la orilla de un lago. Tras la muerte de la madre enferma, el padre de familia, un exitoso escritor, decide casarse con la guapa enfermera que cuidaba a su esposa convaleciente. La idea no les agrada a sus dos hijas adolescentes, quienes hacen todo lo posible para hacerle la vida pesada al padre y a su nueva madrastra, a quien acusan de ser una asesina.

Quienes vayan al cine pensando que está será un película de miedo, lamento decepcionarlos pero no es así. Es aburrida, predecible y al final absurda. Busca espantar al espectador con recursos facilones, en suma lo que más aterroriza es pagar por verla.




Los Bastardos

Excelente película, lenta en su desarrollo, quienes esperen encontrarse con una cinta llena de acción, olvidenlo. Realizada con la casa productora Mantarraya, de Carlos Reygadas, autor de Japón y Luz silenciosa, en este su segundo filme Amat Escalante, a partir de un registro minimalista de la vida de los indocumentados mexicanos en Estados Unidos, aborda un día en la vida de dos mojados.

Provenientes de Guanajuato Jesús y Ruben aceptan trabajos a destajo. En una de esas un gringo los contrata para matar a su ex esposa, les da una escopeta y la dirección.

Al llegar encuentran a la mujer dormida. Tras haber consumido una sustancia que parece crack, la mujer se queda dormida frente al televisor. Los indocumentados se cuelan por una ventana y la despiertan apuntándole con el arma.

Le piden que les dé de comer, después al ver la alberca se dan un chapuzón, y finalmente retardan el asesinato para el que fueron contratados. Al encontrar el kit de sustancias de la nortemericana, deciden darse unos jalones, incluso le invitan a su futura víctima, quien pasa del terror del encuentro al aletargamiento de la sustancia.

Una de las escenas finales es muy fuerte, también las escenas donde se drogan me parecieron impactantes, al grado que incluso llegué a soñarla.

No pude evitar relacionar la ejecución de un crimen con el cargo de conciencia que genera, una reminisencia al estilo Raskolnikov, donde la motivación material para cometerlo termina siendo insignificante en comparación con la carga emocional que ello genera.

Me parece que es una película con muchas reflexiones y ampliamente recomendable.


En DVD

Cine africano contemporáneo:
Jerusalem y Revolución



El domingo, para rematar, vi dos pelis en casa, ambas africanas y muy buenas.

Jerusalem narra el poblema de la vivienda en los barrios pobres de Johannesburgo. Edificios enteros que se convierten en cuevas de ladrones, traficantes, prostitutas y adictos.

Revolución (Jhonny Mad Dod) aborda el fenómenos de los niños soldados, cómo los manipulan, los usan y al final los desechan cuando ya no son útiles al régimen para el cual sirvieron. Una película cruda, llena de violencia pero no al estilo rambo, una violencia psicológica, cruda y sin duda también moral.


martes, 11 de agosto de 2009

La rebelión en la granja



En Macedonia, 2 mil cerdos belloteros se reunieron para fraguar lo que dieron en llamar "La solución final".


Hartos de los humanos que llevaban siglos encerrándolos en sucias mazmorras para luego convertirlos en chuletas, los puercos lograron crear -tras múltiples y prolongadas investigaciones- el virus A-H1N1.


Alarmados, los noticieros dieron cuenta de la guerra de los cerdos y de la propagación de su gripe porcina.

Turbas enardecidas de carnívoros, vegetarianos y defensores de animales -armados de palos, antorchas y escopetas- salieron a la caza de estos sucios vertebrados.


La violencia recrudeció y las bajas, en ambos bandos, se multiplicaron rápidamente.

Mientras la pandemia se propagaba, los humanos morían como moscas.

Pero los chanchos se reconfortaban diciendo:
"Legión es mi nombre, porque somos muchos".


Finalmente, cuando ya no hubo nada que hacer y la guerra se había decidido, los marranos pudieron pacer tranquilos sobre las praderas.