lunes, 27 de julio de 2009

Un fin de semana

El fin de semana

Lo comencé retocando las fotos de la boda de un amigo de mi padre, su regalo fue enviarme a mí a cubrir el evento familiar de su cuate.

Terminados el sábado por la mañana estos menesteres salí con rumbo al DF al lugar donde suelo imprimir fotografías.

Después me fui al Covadonga, restuarante español donde me encontré con mi amigo Alejandro, quien me invitó a unirme a la comida-celebración con motivo del cumpleaños de Emilo, esposo de Jael, prima de Alex.

La reunión resultó una comilona donde hubo desde fabada, chistorra, sopas de cebolla y ajo, tortilla española, y algunos postres como el Tocinillo, que es un flan flameado acompañado de duraznos en almibar y una bola de helado de nuez.

Me gusta reunirme con Alejandro y Lucía, pues sus amigos me resultan bastante agradables y estando con ellos la conversación puede dar giros inesperados.

Después de estar sentados desde las 3 hasta las 7 pm en el Covadonga fuimos a la casa de Alejandro, ubicada a unas cuantas cuadras del lugar.

Ahí estuve hasta la medía noche conversando banalidades, entre otras cosas, sobre la importancia del certificado de primara, que según me dijeron, es el documento oficial con mayor jerarquía después del acta de nacimiento, inclusive más importante que la credencial para votar o la misma cédula profesional. Increible.

Tambén escuché atento una disertaseción acerca de los problemas que puede acarrear un adeudo con Hacienda, casos de gente que por un error a la hora de escribir su nombre tiene dos CURP distintos, acerca de la grandiosidad de Mishima, Dostoievski, y algunos otros autores de nombres impronunciables.

El domingo lo dediqué a recorrer mercados. Fui al de Ahuizotla, donde venden chacharas y antigüedades, y ahí me compré la primera y la segunda parte de Conan el Bárbaro por 30 pesos.

Y después fui al mercado de las vías, donde compré una película japonesa llamada La Salida, la cual vi a las pocas horas en la casa de mis papas, y la verdad que a los 3 nos conmovió muchísimo. Mi mamá lloró, y yo me aguanté para no dar una mala impresión (jeje).

Después de eso, ya en mi casa, vi otra peli llamada Mister lonely, que trata de un imitador de Michael Jackson que estando en Paris conoce a una imitadora de Marilyn Monroe, quien lo invita a ir con ella a un castillo en Escocía habitado por otros freaks obsesionados con encarnar a otros personajes de la cultura pop.

La película la verdad no me gustó, aunque no por eso dejé de verla.

Después de eso ya me dormí y no me acuerdo lo que soñé.

2 comentarios:

Hija de Sartre dijo...

Nombre!!! Muy ajetreado tu fin. Pero que crees? que no me visitaste, que mala onda eh, jajajaja, espero algún día verte...ciao.

Kózmica dijo...

Me fascina tomarme un día para recorrer mercados. Me fascinan sus olores y sus colores. En mi ciudad casi no hay, nomás 2 y son pequeños.

30 pesos te costó?? super bara, acá no hay lugares así :(

Saludos!