Muy a mi pesar escuchaba en el trabajo que una compañera se quejaba amargamente de las cuitas de su corazón.
Le decía, a quien estuviera dispuesto a oir:
"Yo quiero a alguien que me quiera, que me respete, alguien con el que pueda estar y platicar".
Y me acordé de Dante, mi perro, él no es tan exigente, ¡lástima que sean de razas diferentes!
2 comentarios:
jajaja
Que chistosito...
jeje, era un chistesito...
aunque sí pasó en realidad
me sorprende como todas en esos momentos se convierten en terapeutas y doctoras del corazón, y están prestas a dar consejos a diestra y siniestra para amarrar al enamorado así se las gastan las del sexo debil.
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