miércoles, 8 de julio de 2009

Tributo a Saturno



Con la boca abierta y los brazos extendidos,
con las manos juntas y las palmas hacia arriba,
el tañido de una flauta se pierde entre el llanto
de los niños
que resbalan al fondo de un brasero.

Dispuesta a recibir el holocausto
los engulle la estatua de bronce
que se erige entre los hombres.

Es la figura humana con cabeza de becerro,
la que adoran antiguos sacerdotes
prestos a sonar
sus tambores plañideros.







Moloch, cargando el sacrificio.


2 comentarios:

Hija de Sartre dijo...

Uy, ahora no se si es mi máquina o lo que has progresado en simbología, jeje pero no entiendo...

Que tal Pachuca?

Dámaso Pérez dijo...

No pues a lo mejor es tu máquina, jeje...

Los nombres de Saturno y Moloc corresponden a una misma deidad antigua a la cual se le solía tributar niños de brazos, los cuales eran quemados mientras se hacían sonar instrumentos musicales que acallaban los gritos de dolor de los infantes.

Y bueno, lo que intenté fue escribir algo inspirado en los pequeños fallecidos en la guardería subrogada del IMSS en Hermosillo.