viernes, 1 de enero de 2016

Plegaria



La noche del 31 de diciembre, bajo la estrellas que titilan sobre las playas de Oaxaca, perdido en una brumosa neblina de mezcal, pedí, cansado, un solo deseo:


Librarme de lo superfluo.


Que tras la sacudida, las hojas secas caigan, dando paso a retoños.

Que se laven rencores y amarguras.




Y en su lugar, el amor por mí florezca en un tornasol de experiencias nuevas y luminosas.

Refuerzo mi plegaria y añado: 


ni dramas ni aspavientos. 

Que 2016 sea el año del reencuentro conmigo.

Yo invoco viajes, coincidencias y prosperidad.


Invoco salud, felicidad y conciencia.




 

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