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Plegaria
La noche del 31 de diciembre, bajo la estrellas que titilan sobre las playas de Oaxaca, perdido en una brumosa neblina de mezcal, pedí, cansado, un solo deseo:
Librarme de lo superfluo.
Que tras la sacudida, las hojas secas caigan, dando paso a retoños.
Que se laven rencores y amarguras.
Y en su lugar, el amor por mí florezca en un tornasol de experiencias nuevas y luminosas.
Refuerzo mi plegaria y añado:
ni dramas ni aspavientos.
Que 2016 sea el año del reencuentro conmigo.
Yo invoco viajes, coincidencias y prosperidad.
Invoco salud, felicidad y conciencia.
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