En lo que es una guerra de declaraciones suscitada poco después del atentado que sufriera el gobernador de Chihuahua, José Reyes Baeza, en el que muriera uno de sus escoltas, los principales partidos del país se han enfrascado en una dinámica de dimes y diretes que recogen los medios.
Los dichos de las diferentes partes en conflicto no se pueden entender sin tomar en cuenta que el 2009 es un año electoral, y que la seguridad pública y el narcotráfico se han convertido en el centro de las acusaciones entre partidos políticos.
Asimismo, es necesario contextualizar la lucha que libran las cúpulas del PRI y el PAN en el marco de los reclamos mutuos que se hicieron el presidente Felipe Calderón y varios gobernadores, quienes acompañados de Beatriz Paredes y Beltrones el martes 17 de febrero asistieron a uno de los salones de la casa presidencial.
Ahí los ánimos se caldearon después de que Calderón reprochara la labor de ciertos gobernantes en la lucha contra el crimen, a lo que el gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, contestó que ellos poco podían hacer frente a un enemigo tan podero porque, dijo, "ni el aparato estatal ni los alcaldes tenemos la capacidad de reacción que se necesita para enfrentar a tan fuertes enemigos".
Una semana después, Germán Martínez Cázares, esbirro de Felipe Calderón y líder nacional del PAN, salió a retomar los dichos de su jefe dando inicio a una de las polémicas que más chispas ha sacado en el ambiente político cuando acusó a los gobiernos tricolores de haber fracasado en su lucha contra el crimen organizado.
A lo que inmediatamente respondió el secretario general del PRI, Jesús Murillo, al asegurar que un presidente “irresponsable”, como el del PAN, hace declaraciones “tan estúpidas” debido a que electoralmente le cala a los blaquiazules la eficiencia con que gobiernos de su partido enfrentan al crimen organizado.
El senador Murillo Karam recordó a Martínez Cázares que el narcotráfico es un delito federal y subrayó que la única forma de enfrentarlo es “asumiendo cada uno nuestra responsabilidad y no buscando culpables”.
Por su parte, el Ejecutivo federal, Felipe Calderón, al encabezar la ceremonia con motivo del Día de la Bandera en el Zócalo capitalino, expresó su deseo de que los colores nacionales cubran con su manto de unidad nacional el espíritu de soldados, policías y marinos, pero también de quienes se dedican al servicio público.
Y aseguró que la inseguridad y la violencia generadas se han implantado en la vida nacional al amparo de un largo tiempo de impunidad e incluso de complicidad.
En este sentido, cabe recordar las declaraciones que hiciera en fechas recientes Vicente Fox, quien sin ningún pudor admitiera que “dejó encargado su despacho” siendo Presidente de la República, periodo durante el cual las fechorías del crimen organizado aumentaron exponencialmente, sin que éste se inmutara.
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