Se acabaron las idas a Cuernavaca a casa del abuelo
los sábados tomando coronitas mientras hacíamos la sopa del dominó en esa gran plancha de concreto que tenías por barra en tu cantina frente a la alberca
adiós a los chapusones y a los clavados
adiós a los piquetes de abeja
adiós a las visitas a tu bonito departamento en la Roma
adiós a los tequilitas que nos servías mientras hablabas de literatura ideológica
Ya nunca me darás esa hermosa edición que me prometiste del Paraíso Perdido, de
John Milton
adiós abuelito
Isabel
Hace 10 años
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