Cansados de permanecer
sometidos a los viejos usos del engaño
nuestros cuerpos,
maltrechos por transitar sobre yermas veredas,
agradecieron la posibilidad
de desasir las afrentas
hundiendo
--bajo un mar tornasol--
a los viejos buques de guerra.
Mientras,
en la bahía,
tras la precipitación rutilante de estrellas,
emergiste, diafana,
como el augurio de un tiempo bienechor.
Texto y fotografías: Javier A. Martín
No hay comentarios:
Publicar un comentario