Gracias señor por mis brazos perfectos,
cuando hay tantos mutilados;
por mis ojos sanos,
cuando hay tantos sin luz;
por mis manos que trabajan,
cuando hay tantos que mendigan,
y sobre todo por amar
cuando hay tantos que odian;
por tener un hogar para regresar
cuando hay gente que no tiene a dónde ir
cuando hay gente que no tiene a dónde ir
por soñar,
cuando hay gente que se revuelca en sus pesadillas;
por vivir,
cuando hay quien muere antes de nacer.
Gracias, Señor, por tener poco qué pedirte
y tanto que agradecer...
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