Estiaje y Hastío, palabras que fonéticamente se parecen.
La primera apela al "caudal mínimo que en ciertas épocas del año tienen las aguas de un río por causa de la sequía", y la segunda, al tedio.
El hastío, como el estiaje, aparece en ciertas épocas del año.
Se manifiesta a través del caudal mínimo de voluntad; y el desasosiego –con su manto de desesperanza y fatiga– cubre el espacio que ceden las aguas del río.
El agua deja de brotar del manantial.
Diáfana ya no es porque la arcilla la enturbia.
El remanente de claridad se pierde poco a poco en la tempestad.
Paciente el estero aguarda el maná que depara la temporada de lluvia; minúsculas partículas se precipitan al abismo como parte de un festín celeste.
Hastio y Estiaje llegan a su fin.